El origen del Agua Mineral
En todas las grandes civilizaciones es posible encontrar rastros que muestran el papel relevante que han jugado las aguas minerales en la historia de la humanidad.
El griego Hipócrates (siglo IV a de C), considerado padre de la medicina, ya habló sobre los efectos beneficiosos de determinadas aguas minerales. Pero es en el Imperio Romano donde la cultura del agua tiene sus más arraigadas raíces. La afición a las aguas termales es inherente al estilo de vida de esta civilización, que supo valorar los beneficios del agua como producto natural.
El aprecio por las aguas minerales es también una característica de la historia europea. Desde el siglo XVII va forjándose en este continente un culto al agua en torno a cientos de balnearios que acaban por convertirse en verdaderos centros de peregrinación debido a la notoriedad alcanzada por las propiedades de sus aguas.
Es precisamente la popularización de los balnearios y el deseo de sus visitantes de seguir disfrutando de las propiedades de estas aguas en sus hogares la razón fundamental de que el agua mineral comience, a principios del siglo XX, a envasarse y a comercializarse en farmacias bajo la denominación de “mineromedicinal”, facilitando así el acceso de los consumidores a estas aguas.
En la actualidad, la tendencia en la recuperación de unos hábitos de vida saludables a través de una alimentación equilibrada basada en productos naturales, el desarrollo de una actividad física moderada y una adecuada hidratación, sitúa al agua mineral en una posición destacada dentro de las “dietas sanas” y un “estilo de vida saludable”.
Siendo estas cualidades uno de los principales motivos por los que al Agua Mineral Natural es recomendada por numerosos expertos en el campo de la nutrición y la salud, para todos los grupos de edad, por la relevancia que tiene una ingesta adecuada y de calidad de agua para la salud y bienestar de las personas.
Hoy en día el agua mineral es uno de los productos alimentarios más regulados, junto con los alimentos infantiles, en materia de seguridad y calidad alimentaria.
En su proceso de captación y envasado se siguen unos estrictos protocolos de control con el fin de proteger su pureza original, mantener inalterables su composición en minerales, todas sus propiedades y características naturales, así gracias a ello podemos saber exactamente a través de su etiquetado el agua que bebemos, pudiendo elegir la que mejor se adapta a nuestras necesidades.