El papel del agua mineral natural en la salud de la mujer
La población femenina representa en este momento el 50,7% de la población española. La proporción aumenta a medida que se avanza en edad, llegando a duplicar al número de varones a partir de los 85 años.
Los rápidos cambios sociales ocurridos en las últimas décadas han tenido especial repercusión sobre el modo de vida de las mujeres y, como consecuencia, sobre la organización de la vida familiar. Es por ello que, a las peculiaridades biológicas y fisiológicas que condicionan el estado de salud y nutricional de las mujeres, se han añadido factores sociales y psicológicos que inciden de manera importante sobre sus hábitos de vida y su salud física y psíquica.
Por sus características biológicas, fisiológicas y genéticas, la mujer enferma de forma distinta al hombre. Así mismo, las causas de mortalidad también varían entre hombres y mujeres.
Hoy la esperanza de vida es más larga en las mujeres, sin embargo, a menudo la calidad de vida en las mujeres de edad avanzada es peor que en los hombres. Incontinencia, migrañas, insomnio, cáncer de mama, osteoporosis o síndrome metabólico son algunas de las enfermedades que afectan preferentemente a mujeres o que inciden en ellas de forma distinta a como lo hacen en los hombres.
Aspectos como una nutrición e hidratación correcta son claves para mantener una adecuada calidad de vida de la mujer. En nuestro organismo el agua es el componente de mayor magnitud y, debido a sus múltiples propiedades, desempeña numerosas funciones corporales esenciales para la vida.
Las mujeres tienen, una menor cantidad de agua que los varones, debido a que, su proporción de tejido adiposo es mayor. En este sentido, el agua mineral, debido a su composición constante en minerales y oligoelementos, pueden aportar claros beneficios, tanto en el mantenimiento de la salud a lo largo de las diferentes etapas de la vida, como en la prevención y tratamiento en la enfermedad.
A lo largo de las diferentes etapas de la vida de la mujer, desde su niñez hasta la edad avanzada, mantener una adecuada hidratación es vital. El uso de diferentes tipos de agua mineral natural contribuirá a un adecuado aporte de minerales, en aquellos casos en que el aporte de la dieta no sea posible o suficiente. Además, favorecerá a un adecuado desarrollo durante el embarazo y preservará la cantidad y calidad de la leche materna durante la lactancia.
Así mismo, durante la menopausia contribuirá con la salud ósea y de la piel, reduciendo los efectos del envejecimiento.
La ingestión de agua durante la práctica deportiva de la mujer puede atenuar las alteraciones asociadas con la deshidratación, con las funciones termorreguladoras y cardiovasculares. Para que la reposición de agua sea efectiva, algunos minerales como el calcio, magnesio, hierro, etc. cobran especial interés. El consumo habitual de agua mineral podrá contribuir con estas necesidades aumentadas, permitiendo la posibilidad de elegir aquella que más beneficios aporte según las características individuales de la deportista, el tipo de deporte y el ambiente en que se practica.
Por otro lado, la piel de la mujer se encuentra bajo constante ataque por factores medioambientales, tales como la radiación ultravioleta del sol y los radicales libres producidos en los procesos metabólicos que pueden dañar las células y acelerar el proceso de envejecimiento, exposición a compuestos tóxicos y sustancias alergénicas. El uso de aguas minerales puede incrementar las cantidades de antioxidantes y de esta forma, aminorar los efectos dañinos adversos inducidos por las especies reactivas de oxígeno sobre la piel.
Diferentes tipos de aguas minerales naturales pueden aportar importantes nutrientes (calcio, fósforo, flúor, magnesio, etc.) contribuyendo de este modo a la prevención de la osteoporosis, enfermedad tan frecuente en la mujer.
La mayoría de las mujeres sanas pueden satisfacer sus necesidades diarias de agua cuando se dejan guiar por el mecanismo de la sed. Sin embargo, cabe destacar que esto no es así en el caso de las deportistas, mujeres sometidas a un entorno muy caluroso, enfermas, ancianas o niñas. La sensación de sed (o la capacidad para comunicarla) en estos casos no es un reflejo adecuado de sus necesidades de agua, por lo que debe ser tenido en cuenta para mantener su adecuada hidratación. Por ello, llevar una botella de agua mineral en todo momento y lugar, puede ser la mejor opción para prevenir cualquier riesgo de deshidratación.
Dra. Viviana Loria Kohen.
Nutricionista Senior del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación
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