El agua mineral natural es un agua pura 100% por lo que no necesita ningún tratamiento químico de desinfección, ni microbiológico. Es un producto natural que pasa directamente de la profundidad de la tierra, donde se encuentra almacenada y protegida de cualquier tipo de contaminación, a la botella donde la consumimos. De esta forma, llega hasta nosotros exactamente con la misma pureza y propiedades saludables que presenta en la naturaleza.
Para conseguirlo, durante su proceso de envasado se siguen unos rígidos protocolos y numerosos análisis con el fin de asegurar que su pureza original se mantenga inalterable, conservando todas sus propiedades y características naturales. Ese sabor único y esa composición mineral constante y específica, dadas por las rocas, a través de las cuales el agua de lluvia se filtra, de forma natural, así como por el tiempo, profundidad y temperatura en la que se encuentra en el acuífero subterráneo.
Por todo ello, el agua mineral natural mantiene su composición mineral constante en el tiempo. Para que siga siendo así, éste agua se embotella al pie del manantial, utilizando un envase totalmente seguro, e higiénico, y aplicando unas normas de envasado que mantienen intactas sus propiedades.
Además, el agua mineral envasada es uno de los productos alimentarios que pasa más controles de calidad para asegurar plenamente, que llega a los consumidores en condiciones óptimas y conservando toda su pureza original intacta.
Asegúrate de que tu agua mineral está correctamente precintada
Por lo tanto, si queremos que el agua mineral que consumimos siga teniendo las mismas propiedades que especifica su etiqueta, debemos de asegurarnos de consumir siempre envases cerrados, que tengan su correspondiente precinto intacto y no hayan podido ser manipulados.
Si aceptas botellas abiertas en restaurantes o bares, puedes estar bebiendo agua de la cual desconoces su procedencia, el tiempo que puede llevar en la botella, y su estado sanitario, poniendo en riesgo tu salud.
El agua mineral bien envasada y cerrada, por el contrario, es una bebida segura y saludable, que nos ofrece una plena confianza. Cuando la bebemos sabemos con total exactitud qué agua estamos tomando, su composición, su fecha de envasado y su origen, es decir el manantial del cual procede.
Todos estos datos figuran en su etiqueta, y es importante leerla bien, puesto que cada agua mineral, según su composición, tiene una concentración de minerales y oligoelementos distinta y en función de ello, unos beneficios, u otros, sobre nuestra salud
Además entre las especificaciones de la etiqueta se encuentran los datos de la empresa envasadora, que se hace garantía de la calidad y composición del agua mineral envasada, pero para que ello pueda ser así, el envase debe llegar cerrado hasta el consumidor.
Por lo tanto, recuerda, si quieres disfrutar con total seguridad de tu agua mineral preferida, exige siempre que ésta te sea entregada con el precinto intacto. No aceptes nunca botellas abiertas.