Durante el embarazo se producen una serie de cambios fisiológicos que hacen que se incrementen los requerimientos de agua. De hecho, una mujer embarazada necesita aumentar su ingestión diaria de agua en al menos 300 ml con el fin de disponer de la cantidad suficiente para atender la formación del líquido amniótico, el crecimiento del feto y la mayor ingesta de energía que se produce durante el embarazo.
En efecto, sabemos que una parte importante del aumento del peso de la embarazada se produce a expensas del incremento de su volumen plasmático. En el caso de la lactancia, si tenemos en cuenta que aproximadamente un 87-90% de la composición de la leche es agua, resulta obvia la importancia de mantener una ingesta hídrica adecuada si queremos preservar la calidad y cantidad de la leche y, por lo tanto, el estado nutricional del niño y de la madre.
A pesar de que el organismo establece su propio mecanismo preventivo y que con el embarazo disminuye el umbral de sed, es decir, se tiene sed cuando ya ha comenzado el proceso de deshidratación, conviene beber al menos 2,3 litros de agua al día a intervalos regulares (cada 2-3 horas), hacerlo de forma pausada y a pequeños sorbos .
Por esta razón, durante la gestación, el Instituto de Investigación Agua y Salud, de acuerdo con la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, recomienda a la mujer embarazada el citado aumento de al menos 300 mililitros de agua diarios respecto a la ingesta habitual, y beber agua antes de tener sensación de sed, de esta manera se asegurará un óptimo estado de su salud y la del bebé.
Complementariamente, en la última revisión de las Recomendaciones Dietéticas de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., se establecían los requerimientos hídricos para mujeres embarazadas y madres lactantes en 1 g de agua por kcal de energía. Una regla general que podría establecerse sería:
- Durante el primer trimestre de embarazo sería necesario ingerir entre 2,3 l y 2,5 l/día.
- Durante el segundo y tercer trimestre de embarazo sería necesario tomar 3 l/día.
- Durante la lactancia sería necesario beber 3 l/día.
Evidentemente, en el caso de producirse un aumento de la actividad física o residir en zonas con ambientes calientes y secos, estos requerimientos aumentarán.
Además, si la hidratación en el embarazo se hace mucho más necesaria, hacerlo con Agua Mineral Natural aporta una serie de ventajas saludables que mejorarán el bienestar de la mujer gestante. Por ello, el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS) recomienda a las mujeres beber Agua Mineral Natural durante su embarazo porque, entre otras muchas razones:
- El Agua Mineral Natural procede de manantiales subterráneos que están protegidos de cualquier tipo de contaminación. Al ser sanas desde su origen, las aguas minerales naturales no necesitan tener ningún tratamiento desinfectante ni filtrado doméstico para su consumo, envasándose tal cual están en la Naturaleza. Por eso, cuando se bebe un Agua Mineral Natural se está bebiendo un agua en su estado natural.
- El Agua Mineral Natural aporta minerales esenciales y oligoelementos ayudando al organismo a satisfacer las necesidades diarias de forma saludable.
- La composición en minerales y oligoelementos del agua mineral natural es constante en el tiempo, por lo que siempre que se elija un tipo concreto de Agua Mineral Natural, se está bebiendo lo mismo sin variaciones en su composición y sabor.
- El Agua Mineral Natural es una bebida sin calorías, por eso es ideal para mantener un hábito de vida saludable durante el embarazo, donde la mujer debe cuidar especialmente su peso.
- El Agua Mineral Natural va a ayudar también al organismo a transportar nutrientes, eliminar desechos y favorecer la digestión.
- Beber agua con frecuencia facilita también el trabajo de los riñones y ayuda a regularizar el tránsito intestinal.
Para establecer un Plan de Hidratación Saludable que nos garantice un equilibrio hídrico adecuado para nuestro organismo hay que tener en cuenta diversos aspectos claves: además de tomar la cantidad necesaria de agua (entre 2,3 y 2,5 litros al día) es importante realizar la ingesta de agua a intervalos regulares, es decir con una frecuencia aproximada de dos vasos (una botella de agua mineral de 330 ml) cada dos horas, y procurando beber despacio y en pequeños sorbos.
Pero no solo es importante la cantidad, frecuencia y modo de ingerir el agua para garantizarnos una correcta hidratación o un balance hídrico equilibrado a lo largo de todo el embarazo, sino también la calidad de la misma. Ciertamente, esa calidad queda garantizada cuando se trata del Agua Mineral Natural, por sus especiales características: las aguas minerales naturales son aguas subterráneas microbiológicamente sanas y caracterizadas por su pureza original y su riqueza en minerales y oligoelementos.
Por todo ello el Agua Mineral Natural constituye una bebida ideal para acompañar una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, y así mantener unos hábitos de vida saludables tan importantes durante el embarazo, donde la mujer debe cuidar especialmente su peso.
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