Tanto si eres un deportista disciplinado, como si realizas algún tipo de ejercicio por diversión, ocasionalmente, es indispensable que mantengas una correcta hidratación, sobre todo en temporadas estivales como ésta.
Uno de los errores más habituales de los deportistas es no preparar, convenientemente, el cuerpo para la pérdida de líquidos, derivada de la actividad física que van a realizar, ni reponer después, adecuadamente, esa cantidad de agua eliminada mediante la sudoración y la respiración más intensa.
Cuando practicamos deporte, el cuerpo pierde una mayor cantidad de líquidos y minerales, ya que precisa mantener su temperatura en 37 grados, lo que logra, evaporando agua a través de la piel, mediante la sudoración. La pérdida de agua durante el esfuerzo físico puede ser muy rápida, sobre todo si lo realizamos al aire libre durante un día soleado, ya que de este modo, la evaporación del sudor es más veloz y corremos mayor riesgo de deshidratarnos sin darnos cuenta.
Por ello, debemos vigilar nuestra hidratación y la mejor manera de hacerlo es bebiendo antes, durante y después del ejercicio. El agua, además de regular la temperatura corporal, lubrica las articulaciones, ayuda a eliminar el anhídrido carbónico a través de la respiración, a regular la presión arterial para el buen funcionamiento de la circulación y el corazón, y a transportar por un lado, los glóbulos rojos con oxígeno a los músculos, y por otro, los nutrientes necesarios para obtener energía y poder seguir realizando ejercicio.
Si no estamos bien hidratados, nuestro cuerpo no podrá funcionar a su máximo nivel de rendimiento y los resultados se verán disminuidos. Una buena hidratación es indispensable para evitar la aparición de calambres, lesiones, tendinitis, mareos o hipertermia y además, permite una mejor recuperación y reduce la aparición de agujetas.
Reponer el líquido perdido, imprescindible para recuperarnos
No debemos esperar a tener sed para beber, sobre todo cuando estamos practicando deporte y hace calor. Cuando aparece la sensación de sed ya es tarde, el proceso de deshidratación ha comenzado y esto nos puede producir un “golpe de calor” o un “agotamiento por calor”. Dos dolencias peligrosas, que si no se atienden correcta y rápidamente pueden llegar a ser muy perjudiciales para nuestra salud.
Por lo tanto, para evitar llegar a ese punto, antes del ejercicio es conveniente beber agua, para que nuestro cuerpo cuente con reservas de agua a priori. Lo ideal sería beber entre 500 y 600 ml de agua, una hora antes de empezar a practicarlo. Durante la actividad física, también debemos reponer el agua y los electrolitos que perdemos con el sudor, por lo que es conveniente llevar una botella de agua mineral natural e ir dando pequeños sorbos, a intervalos regulares, cada 10 o 15 minutos, para mantener los niveles de glucosa en sangre.
Después del ejercicio, es fundamental para la recuperación de los músculos, compensar la pérdida de líquidos y sales cuanto antes, hasta lograr un nivel normal de hidratación. La mejor forma de reponer los líquidos es a través del agua mineral, puesto que su composición constante en minerales ayudará al organismo a restaurar de forma saludable las cantidades eliminadas. Cuanto antes empecemos a reponer el líquido, antes nos recuperaremos del ejercicio.
¿A qué esperas para poner en práctica estos consejos y salir a practicar deporte? Es tan fácil cómo coger tu botella y a correr.